30 diciembre 2006

Cambio de marchas


Hola de nuevo my friends. Como ya habrás podido ver, las Navidades han supuesto otro "break" en la frecuencia de mis posts aquí.

Y esto, no sólo para disfrutar del tiempo con amigos y familia, sino también sencillamente para descansar.

El ritmo frenético para quienes elegimos dedicarnos a la Publicidad es bastante "bestia", como decimos en España. Si unes esto con el hecho de trabajar con Internet, pues te confieso cierta "reacción alérgica" al teclado estos días.

Ha sido - y está siendo - muy bonito tener más tiempo. Una tarde entera para leer un libro nuevo. Para dormir más. Para salir con amigos. Para hacer naaaaa.

Sin embargo, este último, lo de hacer naaaaa, me está resultando más difícil de lo que me esperaba. Pensaba tener esta lección ya aprendida. El "cambio de marchas" de una semana pre-navideña supercargada, a ésta, marcada por un descenso radical en actividad, no sólo trae descanso y paz.

A mi me duele ver como sigue siendo acompañado por una insinuación de "culpablidad" interior, dicha pequeña voz que me recrimina si me llevanto a las 11 AM (o más tarde). Esa voz imperativa que quiere ver "resultados", aún durante tiempos vacacionales.

No me entiendas mal: conozco esta lucha y logro conseguir bastante equilibrio entre mi vida profesional y personal. Pero aún así, noto esta semana cómo me cuesta ese "cambio de marchas". Aún tengo mucho que aprender. La presión constante de una sociedad occidental orientada hacia la producción, el do-ing en vez del be-ing, nos envuelve tanto que es difícil acordanos del gran valor que existe en hacer naaaaa.

Nos es primordial tener más tiempo para reflexionar, meditar-soñar, aclarar situaciones en nuestras vidas, encontrar el equilibrio y la vista clara. Y también disponer de silencio y la tranquilidad necesaria para escuchar la voz de Dios.

Hoy, más que nunca. Nuestra sociedad hiperestimulada, gratificada al instante, impaciente, superficial en pensamientos y hechos... nuestro propio "Matrix" nos hacer huir del silencio, del hacer naaaaa, en busca de cosas. Requerimos hechos tangibles y, sobre todo, que sean bien visibles.

Lo trágico es que dichos "resultados" llegan a ser edificaciones magníficas y sumptuosas, cuidadas las 24 horas, pero en cuyos interiores nadie entra, por miedo al vacio que se halla dentro. Generamos "triunfitos" sin parar, nos mantemos entretenidos en cada segundo, nadamos en marcas, modas y sí, monotonía.

Tenemos tanto, que lo que realmente necesitamos es

nada.


Créditos foto: Ilaria Cambiaghi

2 comentarios:

  1. Somos lo que producimos...

    Cuando la tentación de valorarnos por lo que producimos sobrevuela nuestra cabeza, lo conveniente, lo necesario es un ”cambio de marchas”.

    “Cambio de marchas” que cuando manifiesta un cierto”síndrome de abstinencia” productiva... caemos en la cuenta que la tentación dejó, hace tiempo, de sobrevolar sobre nuestras cabezas para construir un doloroso nido.

    Disfrutar de la vida, de los amigos, de los libros, de la música, de la mística o del "no hacer nada" es una imperiosa necesidad si deseamos destruir la adicción al trabajo, a la productividad y deshacer la gran mentira de que “somos lo que producimos”.

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  2. Bravo, muy bien dicho Ignacio.

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