23 marzo 2008

Jesús, olvidamos invitarte...



Otro año
otra Semana Santa más,
con nuestras procesiones y el color
velas, ruidos, espectáculo
y para algunos,
dolor...

Y te buscaba
cuando pasó la multitud,
aclamando a tu madre, levantando
hacia el Cielo a los santos y a
tus siervos, los ángeles.
Pero a mi,
me costó verte a ti.

Los "cromos" de tu vida
(de tus peores momentos),
sí se habían pintado bien,
cuidado... en fin:
demasiado.
Estaciones, cruces, pasos, espinas... todo
en Technicolor®, glorioso
Cinecittà-izado,
plastificado,
manipulado.

Entonces, esta Semana, buscándote
en medio de tanta aclamación,
(los alberges "llenos-llenos",
como aquella noche cuando naciste)
sentía una tristeza en el aire, el viento soplaba
sin cesar
un murmuro tremendo, un vacío terrible...
una amnesia colectiva se apoderó
de la masa que aplaudía el 'show',
pero en el acto,
te olvidó.

En su día limpiaste el Templo,
de los mercaderos del Nombre de tu Padre,
y nos dijiste que vendrías
justo en aquel momento en el que nadie
te esperaba.
En Días de Noé, días como hoy
cuando el camino amplio llevaría
a multitudes a un lado, escondiéndote a ti
en el otro.

Otro año,
y siento que hemos olvidado invitarte, una vez más.
Pese a tanta necesidad de conocerte de verdad,
de quemar aquellos cromos de nuestra fantasía,
de nuestra infancia -de la manera más fallera posible-
en enormes hogueras, con humos monstruosos,
ascendiendo hacia el Cielo.
Considerándolo todo como basura: tradiciones, historias,
galas y ganancias
a fin de ganarte a ti ... y sólo a ti.

Hoy, resucitado
para siempre.


Crédito foto: www.consolatio.com

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