14 diciembre 2006

Belenes falsificados: Parte I


Bonsoir, mes amis ! ¡Uuf! La verdad es que os he echado de menos estos días, muxo muxo. Contar con nuestros encuentros casi diarios ya forma parte de mi vida, y me enriquece tanto lo que compartimos juntos aquí. Así que, he aparcado otro tema que tenía para esta noche, para que pudiera descansar un poco de la vorágine que es la agencia ... y luego sentarme, un té en una mano, el ratón en otro, para charlar contigo.

Tengo mil cosas en la cabeza.

Pasan tantas cosas estos días... entre ellos: escándalos como la foto de los curas sentados con tanto orgullo en el funeral de ¡Pinochet!...

...las noticias alarmantes sobre
el avance de la destrucción climática
, los casos de corrupción en los ayuntamientos españoles... tantas cosas que nos cansan, preocupan, pesan.

Suerte que viene la Navidad, ¿sí o no?

Pues, Va a ser k no, como reza un eslógan publicitario muy popular aquí en España. Por lo menos para mi. Sé que es tope cliché criticar esta fiesta comercial, con sus surrealistas montajes multiculturales: "Santa Claus, please meet los Reyes Magos. Sus Majestades, os presento al entreñable Tió catalán. Niño Jesús, no llores más: ¡te hemos traído un par de turrones y la última PlayStation de Sony, ¿guai, no?"

Podría armar guerra contra esto, pero nos aburriríamos todos. Lo-sa-be-mos. Hemos de encontrar nuestras formas particulares de sobrevivir el ruido de la Máquina Navideña Mundial (Incorporated) ... y para la vasta mayoría de mis amigos (como yo), esto es sólo posible buscando el significado de esta celebracíon en los momentos (preciosos) que tenemos con las personas que nos rodean. En momentos de reflexión y silencio (más preciosos aún). O (quizás), en el refugio de una iglesia o catedral.

Digo "quizás", muy consciente de lo reconfortante que son los templos: con sus velas, los decorados navideños y esa grandeza tan tremenda, que sin más es capaz de domar el ruido que ruge - fuera de sus portales. Son verdaderos oasis, eso sí.

Pero lo que enseñan de la Navidad - pese a su poder sentimenal - es escándaloso.

Es escándaloso, porque en realidad no fue así.
Es escándaloso, porque pone en evidencia la Religión.
Y también es escándaloso, porque Él quiso que así fuera...

Continuar a Parte II


Créditos foto: Luca P, Italia

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