Continúa de Belenes falsificados: Parte I
Creo que la historia de Navidad -conocida hoy de una manera visual por los pesebres o Belenes- nos atrae y nos produce rechazo al mismo tiempo.
Nos atrae por la forma mágica con la que nos lo presentan todo: la estrella, la Sagrada Familia, los Reyes Magos, los animales tan entrañables, las luces en ese pueblo tan silencioso y sereno que es nuestro Belen mítico de la fábula.
Pero la rechazamos al mismo tiempo, porque no queremos caer en la trampa, los adornos están puestos tan bien, que el escenario hubiera podido nacer de la mente de un decorador IKEA del siglo I. La luz y el calor que rodean a María y a su bebé parecen venir suministrados por Gas Natural mismo. (Solo faltaría descubrir un yogourt Danone por allí, en plan product placement...)
Sencillamente, no nos convence. Algunos llegan a verse insultados ("¿Creen que seré tan ingenuo?"). O bien, aparcan el cuento del viejo embustero (aka Mateo) y el relato de su colega, el médico (aka Lucas) en la misma estantaría que comparten Heidi y el tomo gordo de Hans Christian Andersen.
Nos fascinan las falsificaciones. Pero las tememos también.
Sin lugar a dudas, la maestría necesaria en Beijing para fabricar los casi Rolex y los Gucci faux es asombrosa. Nos entretienen momentos Almodóvar como aquel en Todo sobre mi Madre cuando una madre y ama de casa -pintora aficionada- (Rosa Mª Sardá) empieza a reñir a su hija (Penélope Cruz) por haber traido a una amiga a casa sin aviso:
"Ya sabes que no me gusta que pases por aquí con gente cuando esté falsificando Chagales!"
(¡Una frase divina, Pedro!)
Pero, por lo mucho que nos puede interesar escuchar cuentos y admirar los Belenes perfectos, en el fondo pienso que el vacío que muchos sentimos en Navidad es que sentimos, -intuimos- que es posible que nos estén dando gato por liebre. Que aquí, no se está contando toda la verdad.
Y sencillamente, queremos más.
Continúa, en Parte III.
Créditos foto: Tedfoo, USA
te comentaré en serio cuando acabes la serie. de momento, me parece muy, muy interesante.
ResponderEliminaryo sí que he montado un belén falsificado (e irreverente)en casa: hay dos san josé(s). :S no me lo tengas en cuenta...
Hola, yo también voy a esperar a que termine la serie pero como tenía "mono" no puedo esperar a escribir unas palabras.
ResponderEliminarA mi particularmente la Navidad me supera, todo ese mundo fantástico que nos intentan vender... y que la gente aunque sabe que no es real se lo cree. Cuando alguien te dice "me encanta la Navidad! Voy a montar el belén!" y ...le preguntas las razones te encuentras con contestaciones del tipo:
-La ciudad está tan bonita con esas luces!
-Todo el mundo decora su casa!
Y... la mejor, es que en Navidad la gente es más feliz!!... que pasa que nos hipnotizan? que somos tontos y durante esos días no somos capaces de ver lo que nos rodea durante todo el año?
Yo como sabes Paul, tengo sentimientos encontrados con la religión, pero creo firmemente que el sentido de la Navidad no tiene que ser ese.
Me niego a creer que la Navidad se resume en la siguiente fórmula:
Navidad = Visa
Besos (ya vuelven a ser de colores)
Nota: j´a me encanta tu Belén!
Compartimos reflexiones y pensamientos...
ResponderEliminarBuf.. yo no se ni que decir. Me dejas sin palabras... una vez más.
ResponderEliminarMucho que reflexionar. Lo meditaré antes de irme a dormir y mañana espero volver.