28 junio 2010

Dorian Gray,
metáfora para nuestros tiempos




Estamos inmersos en una sociedad enamorada con su propio reflejo y obsesionada con su exterior. "Belleza" se define hoy según pautas más dignas de una carnicería: la medimos en términos de kilos de grasa y de los centímetros de carne que sobran.

Fascinados por aquellos que intentan vencer al Tiempo (Belén E.);
muy pocas veces nos preguntamos cómo se verán sus almas;
mientras tanto, las personas que lucen una Belleza Interior
rara vez
captan nuestra atención.

¿Estamos dispuestos a vender nuestras almas al Diablo
a cambio de la Eterna Juventud?

El bello (y siempre joven) protagonista de la película El Retrato de Dorian Gray lo es y cae en las garras tenaces de una corrupción moral tan seductora y aterradora que le hace desesperar y exclamar, como otro hombre angustiado en su día:

"Porque lo que hago, no lo entiendo; porque no practico
lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago.

¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?"
El Libro Mágico de mi Maestro
"La Carta a la Gran Urbe", capítulo VII

La respuesta se halla en las palabras sencillas y poderosas del Carpintero de los corazones, capaz de liberar a cualquier persona perdida del laberinto de sus pasiones y abrirle paso a una nueva vida:

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna."

Hay esperanza para los "Dorian Gray" de hoy, si son capaces de romper sus espejos engañosos y mirar el desmaquillado reflejo de quienes verdaderamente son.

Su salvación comenzará en ese mismo momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails